Cuando era chamaco, dio un poco de candela creando comentarios entre los que lo veían crecer, en el sentido de que no haría nada con su vida, resultando todo lo contrario ante sus logros en el reguetón. Ésta es la reflexión que tuvo el reguetonero De la Ghetto tras su primera visita a Europa.
El exponente, quien acaba de regresar de una pequeña gira por Barcelona (España), Roma (Italia) y Fráncfort (Alemania), no sale del asombro por la acogida que mantiene el género en suelo europeo.
“Me sentí orgulloso de ser puertorriqueño y representar a mi país. No sólo que De la Ghetto viajó para allá, sino que el género está pegao. Vengo de la calle, de (el barrio) La Perla (en el Viejo San Juan) y poder viajar para esos países es como un sueño hecho realidad”, revela el intérprete.
Rafael Castillo, su nombre de pila, agrega que “nunca me imaginé estar por Europa. Recuerdo que, cuando chamaquito, veía las películas como las de ‘James Bond’ que enseñaban Europa y Estados Unidos. Y yo, siendo un jíbaro del área metro que nunca tuvo carro ni na’, que cogía guagua y to’, y que la gente no creía que yo iba a hacer algo con mi vida, mira ahora lo que he logrado”.
“Me siento bien orgulloso y Dios me ha bendecido”, precisa.
Alimentarse bien es una de las prioridades del artista; sin embargo, se olvidó de la dieta allá para comer pan, pizza y salchichas, lo que no suele ingerir.
Su primera parada fue Alemania, país que lo dejó maravillado, en especial porque vio a mucha gente de Polonia y Suiza tarareando sus canciones en el club Chango, donde se presentó.
“Me pareció un país interesante porque hay muchos boricuas por la base militar. Es una cultura inteligente. Me sorprendí cuando hablé con la presidenta de mi fan club allá, que se llama Isabella, porque hablaba bien el español y al preguntarle cómo lo aprendió, su respuesta fue que a través de la Internet”, narra.
En Italia fue su segunda parada, en una discoteca donde los italianos deliraron al son del reguetón, así como también lo hicieron un grupo de latinos conformado por hondureños, ecuatorianos y colombianos.
El vocalista, que domina el inglés, cuenta que se le hizo bastante fácil comprender lo que los italianos le decían porque trabajó en un restaurante italiano en el Viejo San Juan, donde hablaban ese idioma.
“Me sentí que estaba allí en el Viejo San Juan”, sostiene.
El exponente, quien acaba de regresar de una pequeña gira por Barcelona (España), Roma (Italia) y Fráncfort (Alemania), no sale del asombro por la acogida que mantiene el género en suelo europeo.
“Me sentí orgulloso de ser puertorriqueño y representar a mi país. No sólo que De la Ghetto viajó para allá, sino que el género está pegao. Vengo de la calle, de (el barrio) La Perla (en el Viejo San Juan) y poder viajar para esos países es como un sueño hecho realidad”, revela el intérprete.
Rafael Castillo, su nombre de pila, agrega que “nunca me imaginé estar por Europa. Recuerdo que, cuando chamaquito, veía las películas como las de ‘James Bond’ que enseñaban Europa y Estados Unidos. Y yo, siendo un jíbaro del área metro que nunca tuvo carro ni na’, que cogía guagua y to’, y que la gente no creía que yo iba a hacer algo con mi vida, mira ahora lo que he logrado”.
“Me siento bien orgulloso y Dios me ha bendecido”, precisa.
Alimentarse bien es una de las prioridades del artista; sin embargo, se olvidó de la dieta allá para comer pan, pizza y salchichas, lo que no suele ingerir.
Su primera parada fue Alemania, país que lo dejó maravillado, en especial porque vio a mucha gente de Polonia y Suiza tarareando sus canciones en el club Chango, donde se presentó.
“Me pareció un país interesante porque hay muchos boricuas por la base militar. Es una cultura inteligente. Me sorprendí cuando hablé con la presidenta de mi fan club allá, que se llama Isabella, porque hablaba bien el español y al preguntarle cómo lo aprendió, su respuesta fue que a través de la Internet”, narra.
En Italia fue su segunda parada, en una discoteca donde los italianos deliraron al son del reguetón, así como también lo hicieron un grupo de latinos conformado por hondureños, ecuatorianos y colombianos.
El vocalista, que domina el inglés, cuenta que se le hizo bastante fácil comprender lo que los italianos le decían porque trabajó en un restaurante italiano en el Viejo San Juan, donde hablaban ese idioma.
“Me sentí que estaba allí en el Viejo San Juan”, sostiene.
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