Una estrella legendaria, el mejor rock n' roll magistralmente ejecutado, una producción espectacular hicieron que el concierto de Paul McCartney, quien se presentó anoche en el Coliseo de Puerto Rico, fuera un evento histórico no sólo para los fanáticos del ex Beatle, sino para todo aquel que aprecia la buena música.
A las 8:45 p.m. se apagaron las luces del recinto que se llenó a capacidad y se encendió el ánimo de una audiencia en su mayoría madura pero de espíritu joven. Recibieron de pie al artista británico quien guitarra en mano inició su extenso repertorio con un medley de los temas Venus And Mars, Rockshow y Jet.
Desde su primer saludo: “¡Buenas noches boricuas!”, Paul McCartney estableció una efectiva interacción con el público comunicándose muchas veces en español y otras en inglés.
“Hey, Puerto Rico, vamos a pasarlo bien”, añadió el cantante quien se mostró muy alegre y simpático a lo largo de su presentación de casi tres horas.
All My Loving fue la siguiente en el programa mientras imágenes de The Beatles aparecían en la pantalla de fondo. Mientras, en dos gigantescas pantallas laterales se podía apreciar nítidamente cada movimiento del cantante y de sus cuatro músicos que sonaban como diez y además le hicieron coro a Paul.
“Esta es mi primera vez en Puerto Rico pero no la última. Va a ser una gran fiesta”, expresó esta vez en ingés. “Déjenme digerir todo esto un momento”, añadió mientras observaba detenidamente a la eufórica audiencia que portaba carteles con expresiones de cariño.
Letting Go, Drive My Car y Highway, de su más reciente disco Spiderman, fueron los siguientes temas que cantó cambiando entre guitarras eléctricas y acústicas para luego sentarse al piano e interpretar Long And Winding Road, 1985 y Let em in. También usó las guitarras durante I've Just Seen a Face, And I Love Her y Blackbird. Acto seguido introdujo la canción que escribió “para mi amigo John (Lennon)”.
Ana Enid López Rodríguez / Primera Hora
A las 8:45 p.m. se apagaron las luces del recinto que se llenó a capacidad y se encendió el ánimo de una audiencia en su mayoría madura pero de espíritu joven. Recibieron de pie al artista británico quien guitarra en mano inició su extenso repertorio con un medley de los temas Venus And Mars, Rockshow y Jet.
Desde su primer saludo: “¡Buenas noches boricuas!”, Paul McCartney estableció una efectiva interacción con el público comunicándose muchas veces en español y otras en inglés.
“Hey, Puerto Rico, vamos a pasarlo bien”, añadió el cantante quien se mostró muy alegre y simpático a lo largo de su presentación de casi tres horas.
All My Loving fue la siguiente en el programa mientras imágenes de The Beatles aparecían en la pantalla de fondo. Mientras, en dos gigantescas pantallas laterales se podía apreciar nítidamente cada movimiento del cantante y de sus cuatro músicos que sonaban como diez y además le hicieron coro a Paul.
“Esta es mi primera vez en Puerto Rico pero no la última. Va a ser una gran fiesta”, expresó esta vez en ingés. “Déjenme digerir todo esto un momento”, añadió mientras observaba detenidamente a la eufórica audiencia que portaba carteles con expresiones de cariño.
Letting Go, Drive My Car y Highway, de su más reciente disco Spiderman, fueron los siguientes temas que cantó cambiando entre guitarras eléctricas y acústicas para luego sentarse al piano e interpretar Long And Winding Road, 1985 y Let em in. También usó las guitarras durante I've Just Seen a Face, And I Love Her y Blackbird. Acto seguido introdujo la canción que escribió “para mi amigo John (Lennon)”.
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